Cosas de la edad

I “Sé que corriendo, Lucía, tras criminales antojos, has escrito el otro día una carta que decía: – Al espejo de mis ojos – “Y […]



Los egoístas

Por amenguar sus brillos celestiales, los lanza el alto y los rechaza el bajo, porque achican su horror huéspedes tales. (14.- Canto III del Infierno.- […]



La niña y la mariposa

Va una mariposa bella volando de rosa en rosa, y de una en otra afanosa corre una niña tras ella. Su curso, alegre y festiva, […]





Al

No sé por qué alaban tanto tu hermosura y gentileza, pues yo, Luz, en tu belleza veo tu menor encanto. Te juran por lo más […]



A la reina cristina

Restauradora de las libertades patrias al partir para su destierro ¡Italia!… ¡Italia!… a tu angustiado seno vuelve ya la deidad de ti adorada: la trajo […]





Catón de utica

Rasga su pecho el “último romano” y exclama, deshonrando su memoria: – Sueño es la libertad, humo la gloria, y la austera virtud un nombre […]



Amor y gloria

¡Sobre arena y sobre viento lo ha fundado el cielo todo! Lo mismo el mundo del lodo que el mundo del sentimiento. De amor y […]



Cantares

Mas cerca de ti me siento cuanto más huyo de ti, pues tu imagen es en mí sombra de mi pensamiento. Nunca, aunque estés quejumbrosa, […]



La carta

Mi carta, que es feliz, pues va a buscaros, cuenta os dará de la memoria mía. Aquel fantasma soy que, por gustaros, jugó estar viva […]



Tu boca

Para formar tan hermosa esa boca angelical, hubo competencia igual entre el clavel y la rosa, la púrpura y el coral. Mintiendo sombras del bien, […]



Los padres y los hijos

Un enjambre de pájaros metidos en jaula de metal guardó un cabrero, y a cuidarlos voló desde el otero la pareja de padres afligidos. – […]



Propósitos vanos

Padre, pequé, y perdonad si en mi amorosa contienda, se lleva el viento, a mi edad, propósitos de la enmienda. EL CONFESOR – ¡Siempre es […]



A unos ojos

Más dulces habéis de ser si me volvéis a mirar, porque es malicia, a mi ver, siendo fuente de placer, causarme tanto pesar. De seso […]



Am. b

Tanta virtud tu corazón inspira, que piensa el vulgo de entusiasmo lleno, que, al mirarlo tan bueno, el mismo Dios que lo crió lo admira.



Filosóficos-morales xx

Te enseñó, pues quisiste, toda su ciencia, ¿y hoy le preguntas ¡triste! por tu inocencia? ¿Cómo ¡imprudente! querías, siendo sabia, ser inocente?



Am. l

Cantar quise tus ojos, Luisa mía, mas fue gentil quimera: ¿cómo su lumbre retratar podría, si de esos ojos, que cantar quisiera, nadie el color […]



La vida humana

Velas de amor en golfos de ternura suelta mi pobre corazón al viento, y encuentra, en lo que alcanza, su tormento, y espera, en lo […]



Amorosos xix

Tras ti cruzar un bulto vi por la alfombra; y era tu sombra. ciego el puñal sepulto… ¡Cuánto, insensato, te amo, que hasta de celos […]



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