Humoradas

La niña es la mujer que respetamos,
y la mujer la niña que engañamos.

Te morías por él, pero es lo cierto
que pasó tiempo y tiempo, y no te has muerto.

Ya no leo ni escribo más historia
que ver a mi niñez con mi memoria.

los padres son tan buenos,
que hasta el menos iluso

anhela para yerno un noble ruso,
o un príncipe italiano por lo menos.

No es raro en una almohada ver dos frentes
que maduran dos planes diferentes.

La fuiste a secuestrar, y, ya casado,
eres tu, más bien que ella, el secuestrado.

Da al diablo el hombre la existencia entera
y le dedica a Dios la hora postrera.

Si al morir va al infierno mi marido,
es que vuelve al país en que ha nacido.

Es muy niña y ya tiene calculadas
la fuerza y la extensión de sus miradas.

Esa niña tan grave
tiene el diablo en el cuerpo y ya lo sabe.

¿Le dejaste de amar y se ha enojado?
Fin del amor: dejar o ser dejado.

Con locura te amé, pero hoy, bien mío,
si te hallo sobre un puente te echo al río.


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Poema Humoradas - Ramón de Campoamor