A una dama hermosísima que se quemó en el incendio de una casa

En viva nieve delicada y pura
mostró su enemistad el fuego aleve,
sin duda tuvo celos desta nieve
porque también quemaba su blancura.

Ya de Troya la infausta desventura
de la llama voraz es rigor leve,
si a una ciudad hermosa allí se atreve,
aquí consume un mundo de hermosura.

Tus brasas, oh sacrílego elemento,
a Clori hicieran Fénix peregrina
que en la común piedad renace ufana;

pero qué cierto es que con tu aliento
no vencieras materia tan divina
a no ayudarte la miseria humana.


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Poema A una dama hermosísima que se quemó en el incendio de una casa - Juan De Tassis y Peralta