En la luz celeste y tibia
de la madrugada lenta,
por éstosEn la luz celeste y tibia pinos iré
a un pino eterno que espera.
No con buque, sino en onda
suave, callada, serena,
que deshaga el leonar
de las olas batalleras.
Me encontraré con el sol,
me encontraré con la estrella,
me encontraré al que se vaya
y me encontraré al que venga.
Seremos los cinco iguales
en paz y en luz blancas, negras;
la desnudez de lo igual
igualará la presencia.
Todo irá siendo lo que es
y todo de igual manera,
porque lo más que es lo más
no cambia su diferencia.
En la luz templada y una
llegaré con alma llena,
el pinar rumoreará
firme en la arena primera.
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