Octavo canto

El tiempo llega y pasa, anunciando
Horizontes, señalando combates, destruyendo
Memorias. A veces lo sentimos casi eterno
Y luego, por contraste, más breve que el auge de una rosa.
Claudia Lars

Era joven entonces y el corazón tenía
Fulgores y rosales para una aurora larga.

Hubo un nombre en la cima de mis sueños.
Después, las sombras lo absorbieron todo:
Era yo joven y el dolor no pudo
Cerrarles las compuertas al amor.

Cien o más nombres en mi vida:
Cada uno dejó una estrella, un pétalo y un verso
En el desván del corazón dolido
Que se habituó a la ausencia,
Que se habituó a la lágrima y la muerte.


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Poema Octavo canto - Eduardo Ritter Aislán