Mañana de ámbar (12)

Lavábamos carros por diez centavos.

A veces no nos pagaban
y estaba bien,
era parte del negocio.

No teníamos ninguna pena;
era la combinación perfecta
de los meses de invierno
y el derecho ganado
en una calle propia para divertirnos
y, de paso, cobrar.


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Poema Mañana de ámbar (12) - Manuel Orestes Nieto