EN esta isla derivada del calor yo no sé
Si tu seno dispondría bien la siesta
Para el silencio comprometido en los pies del hermano
Que pasará de un sueño a otro las sílabas de tu nombre
Se busca nacer montañas cuando se miente
Se arranca de estos muros la sombra para el contagio
Se puede cambiar por metal la voz de los que cantan
La yerba sería capaz de sostenernos muertos
Por su propio prestigio
Creyéndose cansado de amar a Dios se cubriría de flores nuestro cuerpo
Sobre el vientre qué felices las rosas más tibias
Pero no Es todo en vano en este país de flores anchas
Educado hasta en sus aves por las manos que cambian el destino del viento
Inútil el esfuerzo de nuestra geografía
Concreción de fenómenos que buscan su centro
Yo derivo hacia esta isla el nombre que el hermano
Tiene cuando el calor dilata las sílabas y completa tu seno
Sólo dos o tres flores de diferencia Acaso la montaña
El contagio de la montaña da la voz de la siesta
Yo sostengo la creencia de que después de todo
El mundo es esto y esto y esto
Apenas un manojo de peces rubios te lo explicaría
Se pudiera decir
El mundo penetra por tu dedo índice
Tu cabeza lo espera apoyada en la siesta
Pero todo es en vano
Es ya muy tarde para que me creas
Y ni acaso mil cítaras de pronto lograran convencerme
Es ya tan tarde que se te hace
En la saliva un pequeño archipiélago con mi nombre