Anna

es como una manna
dallá del cielo cayda,
muy sabrosa e bien sabida.

Soplicad a vuestra dama
que por toda una semana
no hos mire de mala gana.

Ya quissiesse mi ventura
que a mirarme se bolviesse,
y fuesse como quisiesse.

Vuestra capa está bien hecha,
y en mirarla he conocido
de la bolsa que ha salido
en ser corta y tan estrecha.

Ya yo sé lo que mandáys:
que sea muy largo y hecho,
que quien es corto y estrecho
con razón lo motejáys.

Estiraos estas calças,
que no diga algún donoso
que son calças de gotoso.

Son tan viejos mis amores
que de viejos an rugado
mis carrillos y calçado.

Nos dese cuerpo essa capa,
y pues no es de galán,
ensayalda algún truhán.

Pues queréys que me la quite,
vístasela el más gracioso
y será vuestro donoso.

La dama quen su mote está,
si la veys en esta sala,
dezilde con mucha gala:
laudo, mía Laudomia.

Laudomia es
la que siempre fue después
y antes della,
de su nombre la más bella.

Preguntad a una dama
que de qué os ha venido
estar tan descolorido.

Desque perdí la esperança,
ques color del amador,
he perdido la color.

Preguntad a una dama
quándo poco más o menos
seréys vos de los muy buenos.

Muy bueno para vellaco
soy yo siempre y seré,
en lo que sé.

Si la veys en esta sala,
dezilde a Violante:
yo soy vuestro diamante.


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Poema Anna - Luis Milán