En una red prendiste tu cabello,
Por salteador de triunfos y despojos,
Y, siendo él delincuente,
Lo sueltas, y me haces de él cadena.
No fíes de él, oh lumbre de mis ojos,
Que es lazo, y mucho se te llega al cuello;
Llégalo al mío, y pagaré la pena,
Porque diga el Amor, siendo testigo,
Que mi premio nació de su castigo.