El corazón otra vez se despierta con un trinerío
Que se ha posado en su arbolito.
¿Qué pájaros efímeros son esos que pían
Urgentes pedidos/ como maitines ancestrales?
¿Dónde está la pájara celeste que les dé
Alimento de amar?
El corazón de un noctámbulo impertérrito
No se está para despertarse con trinos así.
Y como atraída por el pajarerío,
A veces llega la torcaza Poesía/ que suelta su llanto.
¿Porqué lloras/ canorita impredecible/
Convocas penas/ y me haces llorar?
El corazón de un lacónico no se está ya para llorar/
Ni beber de la cerrazón/ que le oculta lo celeste.
El otro día pasó un celeste tan raudo
Que no le dio tiempo para levantar su banderita.
Y su arbolito que le da sombra a los palpitares
También causa problemas.
Todo el tiempo se le andan posando unas rara avis
En el ramaje cándido de hojas asediadas.
Por ejemplo se le vino a posar un búho taciturno
Que comenzó a cantar arias a diestra y siniestra/
Acabando con la paciencia de Wagner/ que se vino
A golpear la puerta reclamando por la irreverencia.
Otro día vino una gaviotita núbil a posarse/
Esperando por su febril delfín soñado.
Cuando vino el amante no sabía uno como esconderlos
De las indiscretas miradas de los parroquianos.
A veces, también llegan algunas albricias aladas.
El otro día llegó Juan Salvador Gaviota
Y se puso a enseñar a volar, a experimentar con el aire/
A profesar de la libertad de no comer lo que come la bandada.
Un jilguerito de Chalatenango, el André Cruchaga,
Vino también a picotear y hacer cosquillas.
Ojalá viniesen ruiseñores a posarse también.
¿Vendría acaso Benedetti a posarse?
¿y Juan Gelman vendría acaso a aletear sus alas australes?
¿Cómo sería que Vallejo venga a anidar/ para encender de nuevo al mundo?
¿Acaso el Paul Eluard vendría con sus surrealismos desplegados?
¿o el ruiseñor Whitman vendría inmigrando a celebrarse y cantar?
¿y Maiakovski batiría acaso alas de resistir y “ser todo labios”?
¿qué sacudiría entonces Alberti, si llegase volando con su voz condecorada?
Claro que un cóndor como Neruda no se está para posarse en arbolitos así.
Si viniesen y se posaran se podría encarar a los señores de lo preciso/
Esos gigantes vacuos que les gusta podar arbolitos.
Bueno/ torcaza Poesía/ si vas a llorar, llora nomás…
Pueda que algún celeste se detenga ante un llanto.