Romance de natividad

¡Voto a ños!, bella zagala,
que al momento que nos dixon
el su buen alumbramiento,
se alegró todo el exido.

Hezimos fuertes hogueras,
hubo terribles relinchos,
tocó Pasqual su bandurria,
cantó, aunque mal, Benitillo.

Quixon venirla a cantar,
mas no los dexó mi tío,
temiendo, si los oyera,
que la diera un tabardillo.

Y a mí, como al más discreto,
después de hasta treinta y cinco,
para darle el parabién
por todos me han delegido.

Por esso pónganse bien,
que, si no se me ha escorrido,
oyrá en él cosas que son
para perder el jöizio.

Mas primero que le diga
quiero ver su chicotillo,
los pies le quiero besar:
¡fuego de Dios, y qué lindos!

No sé a qué su niño sabe,
y sé que sabe infinito,
¡quién se lo comiera a besos,
que es propio para comido!

Ella es linda, en mi verdad,
en fin, madre de tal hijo,
porque no avía más que ser,
pues no pudo ser él mismo.

Su marido es harto bueno,
¿qué mucho, si es su marido?,
todo lo que no es del cielo
es menos que averlo sido.

Uno como pajarote,
si no era brujo lampiño,
con cara como persona
y con patas de lo mismo,

Gloria in excelsis cantando,
et in terra pax hominibus,
entre paz, paz y más paz,
nos dexó medio tollidos.

Entre la pena y el miedo,
despertamos atordidos,
bien creerá que nos holgamos
de que nos hallamos vivos.

Con Chaparro me topé,
que a su chicote avía vido,
y con boca, ojos y manos,
loco de pracer me dixo:

“Si vas a Belén, Chamorro
(que yo Chamorro me digo,
para lo que la cumpliere,
que so un pastor mui cumplido),

verás en un portalejo
los ángeles a racimos,
las estrellas a costales,
pero las grorias a ríos;

verás tamañito a Dios,
porque de amor se ha bolvido,
tras ser de más de mil años,
diz que a la edad de los niños.

Pudo ser que él fuesse de antes
de cristal, de oro y zafiros,
mas aora dezir puedo
que es ya como tigo y migo.

Verás en su madre virgen
mil cielos, mil paraísos,
que un padre tien, sin ser padre,
un hijo que no es su hijo.

Pero tras verlos, te advierto
que has de bolver sin jüizio,
porque si buelves con él
será no averle tenido.”

Apenas dexé acabarle,
quando apeldo mi camino,
y hallo en las glorias que veo
que aun la mitad no me dixo.

Porque los bienes que gozo
es impossible dezillos,
y aun pienso que no hará poco
si los dize un cherubino.

Diéronme que le empresente
al zagal recién nacido
una pella de manteca
y de miel un cantarillo.

Quatro mantillas le traigo,
que, a ser de lo que cudicio,
fueran del sol, y aun el sol
podía dezir: Non sum dignus.

Este cayado le traigo
hecho cruz, porque imagino
que se ha de quedar crabado
por guardar su ganadillo.

Aquesta corona ponga
de laurel y de junquillos
al Dios pan de los pastores
y al pan cercado de lirios.

¡Plega al cielo que le vea
ser redentor de cautivos!,
pero mire que le guarde
de Iudas y de jodíos.

Mas ya que estó acá, muessa ama,
y traigo la voz conmigo,
oyga, que quiero cantarles,
con su perdón, versos míos:

“¡Vívame la gala
del zagal y la zagala!
Lleno él de mil glorias
y ella de mil gracias.

¡Vívame la gala
del niño de perlas!

Centro de los gustos,
mar de las bellezas,
sol que al cielo abrasa
y que al yelo tiembla.

¡Vívame la gala!”


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Poema Romance de natividad - Jose Valdivieso