Al son cuerdo de las cuerdas
De cordura y de prudencia,
En la vigüela de vida,
Porque siendo vida vuela,
Un officio de difuntos
Cantar si puedo quisiera;
Váyase quien no gustare
De este mi requiem eternam.
De mill engaños çercados,
No vemos cómo se açerca,
Ay, nuestra çercana muerte
Para saltar nuestras çercas.
Yo mismo que canto agora,
Si un punto me detubiera,
No cantara más que un canto
Ni hablara más que una piedra.
Digo, pues, que vendrá día
Quando la rara belleza
Pierda su bella figura
Y no aya quien quiera vella;
Quando verá más el alma
A la luz de una candela,
Que agora ve a medio día
Quando la deel sol esfuerça;
Quando los ojos que viuos
Christales de roca fueran
Derrocando coraçones,
Se derruequen a la tierra;
Quando la cara más cara
Tan barata se nos venda
Que miralla cara a cara
Por caro preçio se tenga,
Y a las delicadas manos,
Que en todo la mano lleuan,
Ya todos les den de mano,
Y aun de pie si las enqüentran,
Y de los rubios cauellos
De que mill ánimas cuelgan,
Cuelguen doblados gusanos
Que por ellas se descuelgan;
Quando el pecho de alabastro
A quien oy el mundo pecha,
A la tierra pague pecho,
Andando pecho por tierra,
Y la cabeça cargada
De perlas y ricas pieças,
Hecha pieças, sobre sí
Tenga una carga, de piedras;
Y perdiendo el propio nombre,
Le tome de calauera,
Porque quien cala verá
En qué paran las cabeças;
Quando por la cama blanda,
La tierra dura suçeda,
Dura que al que en ella dura
Durar mucho no le deja,
Y por ropa libre y ancha,
Justa y angosta librea;
Y por las joyas, la hoya;
Y las piedras, por las perlas;
Quando con nueuos cantares
Y músicas de tristeza,
Casen nuestros huessos tristes,
Por ser huessos, con la güessa.
Razón es, pues, aprestamos,
Pues la muerte viene presta,
Y en su presto y breve tranze
Aprestarse sólo presta.
Con la consideraçión
Paseemos la carrera:
Carrera que emos de dar
Sola una carrera en ella.
Y quien la memoria de esto
Tiene por agora presa,
Entonçes la presa, rota,
Le molerá de represa.