Es un viejo borracho que me provoca,
Que me cierra el camino y al diablo evoca,
Recio, locuaz, inmundo, descalzo y fiero,
Con terribles ojazos de un gris de acero
Y con una calvicie de yerma roca.
-La testa perdió greña, razón y toca.
Hasta el pecho la barba se le desliza,
Como espuma de arroyo por cana y riza.
La diestra dura y fuerte, como una marra,
Enseña entre uñas corvas, como de garra,
Pipa roja con aire de cruenta triza.
-La mano es tan aleve como maciza.
Paro el corcel fogoso y alzo la fusta…
-Occiduo el Sol corona cúspide augusta,
Y el ebrio tiene al rubro y oblicuo rayo
Sangre a linfas rebelde que aun pinta el sayo-.
Y me afirmo en el potro, y él se me asusta,
Y el anciano derriba y en lodo incrusta.
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