Ii (vegetaciones ii)

Nada no es ajeno: El aroma que se desprende de lo íntimo de nuestros cuerpos, la
Infinitud de frescuras que emergen de espacios subterráneos, en busca del
Florecer de fragancias que provoca la caída de la luz sobre tu espalda poseída.
Habitantes de una embriaguez donde se asoma el nacimiento de tu cuerpo en
Aguas celebradas. Tu cuerpo habitado por aves de plumas breves, donde
Animalitos de suave andar calman su sed en charquitos de reposadas lágrimas,
Donde el desnudo amor de brisas caídas sirven de alimento a nuestras sombras.
Besados pechos, recreados por el incendio de un delirio que naufraga en la
Esperanza que da el amor.
Peces diminutos, algas, caracolitos, cangrejitos de ríos emergen intactos de tu
Vientre en busca del mar que les fue negado.
Piernas de rincones imprevistos, que esperan la oración de mis labios,
Floreciendo llenas de sonidos como maderas labradas en el deslumbramiento de
Mis manos.
¡Hay! Memoria de inviernos, espejos reflejan la agonía de imágenes ausentes.
Evoco su presencia en la risa del agua, en madrugadas de obstinado desvelo, en la
Ingenua promesa de un sueño compartido.
He regresado al lugar de siempre a contemplar el fuego de salvaje ardor, que se
Ha depositado con necia frescura en mi corazón.
Dejen que mis manos construyan un lenguaje que dibuje su contorno, que se
Pronuncien sin arrepentimiento como lo hacen los niños en su desnudez que
Acompaña a lo hermoso de los sueños en la resurrección de los recuerdos…


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Poema Ii (vegetaciones ii) - Reyes Gilberto Arévalo