Galopaba mi padre en su enorme alazán.
De súbito frenaba y volvía hacia mí,
Sorprendido testigo a la sombra del árbol.
Un hermoso caballo era aquél; ejemplar:
Orgullosa la crin y convencido el trote.
El mejor animal que había en esos parajes.
-Pero mi padre anhela conseguirme
Uno mejor aún.
Para el día en que yo cabalgue solo.