Fiebre

No tengo ni el derecho de decirte
Lo que decir no debo,
Pero escucha el relato de esta fiebre
Desde un desahucio interno:
Hasta el sol me rechaza
-romántico beduino sin desierto –
Mientras tu risa, oasis transparente
Es un vino que canta desde lejos,
Y yo busco la forma de escanciarlo
En la copa más triste de mis versos.
Si he sentido temores otras veces,
Desde que te conozco siento miedo,
Por las zarzas que se alzan entre ambos
Espinando al acecho.
Es un miedo esfixiante de perder
-perder lo que no tengo –
Y lucho contra el tiempo y la distancia
Vencido en la distancia y en el tiempo,
Porque me asusta el labrador que un día
Cultivará tu huerto.
En mis venas hay fiebre,
Y no es la calentura del deseo:
Es algo subterráneo, tan sublime,
Fructificando el túnel de mi anhelo,
Que sólo las gacelas de tus ojos
Pueden ir a su encuentro.
Es amor intocable
Como el mensaje místico de un rezo,
Pero es duro y rebota
En la capilla ardiente de mi pecho
Donde espera el cadalso
Mi corazón por tus desdenes reo.
(Si el amor fuera sólido
Como cualquier objeto;
Si el metal modelara la ternura
Y se hiciera de roca el sentimiento:
Tú sentirías una densa nube
Apretando tu cuerpo
Por la palabra incógnita
Que asesina en mis labios el respeto).
Yo no aspiro a tu amor, dardo homicida
Que hace crujir mis huesos,
Y dibuja vigilias en mis noches
Con insomnios de acero.
¿Cómo aspirar a ti…? No, no podría,
¡me moriria antes de darte un beso!
Con sólo navegar por tu perfume
O con sentir el roce de tus dedos
O con depositar una mirada
Sobre la gracia suelta de tu pelo,
Te coronas en reina del castillo
Donde construyo sueños
-manufactura absurda
Que es como hablarle de la luz a un ciego-.
Pero tú escucharas aunque no quieras
Mi epílogo de truenos,
Porque mi corazón ya no usa sangre:
Es un volcán que brama mi secreto.
Para amarrar tu nombre de mi fiebre
Dividiré mi voz en seis fragmentos,
Y en una sucesión interminable
Repetida en tu carne por el eco
Llamará a tus oídos
El grito atronador de mi silencio:
Te quiero porque nunca serás mía,
Y con razón o sin razón… ite quiero!


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Poema Fiebre - Luis Mario