Alegato

Fueron días de fiebre y noches de abstinencia
Con un lucro de sueños sin ganar ni perder;
Melancólicas ráfagas soplaban tenazmente
La bujía pigmea del templo de mi fe.
Fue tornándose en rictus la sonrisa indulgente;
Y, en un trágico encuentro entre el río y el mar,
La corriente de azúcar derrochó su silueta
En una paulatina vorágine de sal.
Fue un declive ascendente al ritual de la angustia;
De la celda dorada muchas veces salí…
Hubo grises perjurios, pero el signo de Eva
Era un casi morboso desagravio del gris.
Buscador de tesoros con un mapa embrujado
Asum la defensa de mi propio fiscal;
Y arranqué las raíces para salvar mis frutos,
Y provoqué una guerra por amor a la paz.
Uniforme museo de antifaces de cera
Fue pudriéndose el eco rajado de mi voz;
Desanduve caminos buscando el horizonte,
Y cerré mis ventanas para que entrara el sol.
Con las flores al dorso y la muerte por dentro
Fui la réplica exacta de un exacto ataúd;
Pero un día – arquetipo de todas mis quimeras –
A mi vida sin vida te aproximaste tú.
Fue una tarde lluviosa: (ya la lluvia no es triste);
Fue un encuentro esperado y fortuito a la vez.
Fue… no importa el detalle, ni quién hizo el libreto:
Todo estaba propicio para el amor… Y fue.


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Poema Alegato - Luis Mario