El desolado

A pesar de la luz, mi oscuro paso
Amordaza la calle, y se asegura
Un lívido color de sepultura
A la serena lumbre del ocaso.
De sombra en sombra voy. Silencio. Acaso
Quiera el dolor hablarme de la altura
De Dios… pero la soledad perdura
Mientras habito el tedio del fracaso.
Y se cumple la noche. Todo pesa
Inútilmente ya. La voz no acierta
A poblar la agonía en que me inmolo.
Dios… ¡sólo Dios!! La soledad no cesa
Y en la sombra de una página muerta
Escrito queda ya que estuve solo…


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Poema El desolado - Ramón Graells Bofill