Calvario

Un coágulo de sangre prendido en vidrio oscuro
Desciende por las sienes consteladas de espinos.
El Padre desbarata por vez primera el muro
Y aúna los dolores humanos y divinos.
La tierra en esta zona no se labra; se viola.
Le rasgan las entrañas para inyectarle un semen
De acero y megatones. El fruto: una cruel ola
Que arrasará a los que odian igual que a los que temen.
La mano que horas antes bendijo, agarrotada,
Con el dolor del mundo prendido en sus tendones,
Aguarda a que se cumpla la gloria señalada
Para eximir condenas y repartir perdones.
Códigos para entrada y salida. Madrigueras
Blindadas. Falsos ojos que escudriñan alturas
En busca de enemigos. Mecánicas esperas
De humanos que han trocado sus sueños por torturas.
El sucio pie, cansado de todos los caminos,
Atravesado en hierro, busca en el hierro apoyo.
Además de una túnica, se juegan los destinos
De todos los que hundimos el hierro en esos hoyos.
Mapas. Trazos que enlazan ciudades diferentes,
Torvas radiografías de una muerte segura
No para los culpables. Para los inocentes.
La cura está en las manos del que no cree en la cura.
Vinagre. Ardor y espasmos de los labios resecos
Que dando a beber agua de vida, tienen sed.
El mundo se desangra por cuatro negros huecos
Y no cobra conciencia del que ha dicho: “¡Creed!”.
Constelaciones falsas tendidas en un techo
Que sólo el infinito merece iluminar.
Nacemos a la sombra del miedo, y al acecho
De estrellas que la noche debiera rechazar.
Herida en el costado. La hoja, sin embargo,
No ha abierto en dos al hombre que es todo corazón.
Hay un murmullo breve y un sobresalto amargo
Aflige a los que han visto dudar al centurión.
Igual que aquella túnica, se juegan hoy la tierra
Al pie del mismo Cristo que vuelve a agonizar,
Dos pálidos soldados que saben que otra guerra
Será la última puerta de un mundo por cerrar.
Crucifixión eterna: Dios sigue en el calvario
Cuajando amor en plasma por todos los que nacen.
Vivimos perforando sus miembros a diario
Y El sigue respondiendo desde el mismo escenario:
“Perdónalos, oh Padre. No saben lo que hacen”.


1 Star2 Stars3 Stars4 Stars5 Stars (1 votes, average: 5.00 out of 5)

Poema Calvario - Jorge Antonio Dore