A la hora señalada

La boca buena, imperturbable, acepta por fin
el reto de la boca mala,
Que le ha jurado caería eterna
(como en esos spaghetti-westerns
Donde un pistolero bueno, imperturbable,
Acepta por fin el reto del pistolero malo
Que le ha jurado cacería eterna
Hasta que se encuentran por fin,
En un pequeño pueblo,
Ambos de pie, frente a frente,
En la única calle solitaria y polvorienta).

Y entonces
Avanzan despacio una hacia la otra,
Bajo el sol fijo.

La boca mala besa primero, pero falla;
Es la boca buena la que hace blanco
Y mata.


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Poema A la hora señalada - Luis Rogelio Nogueras