Yo miraba tus manos
E inventaba historias
De aleteos
Sobre mis pechos,
De roces suavísimos
Entre mis muslos.
Al instante
Pétalos y plumas acudían
En una lluvia inesperada
A mojarme los sentidos.
Aprendí así a estar
Eternamente
Sedienta de panales,
Mientras
Miraba yo tus manos.
Encabritado
Mi deseo se enredaba
Entre tus dedos
Mientras un mar tibio
Me bañaba
En un amanecer sin viento.