Una vela separa del candelabro Imperio
y la enciende, y la mesa recorre.
Sobre el adamascado del mantel
el brillo desigual de la cubertería
y de las tenues guirnaldas del Limoges.
Por entre los calados respaldos
Louis se acerca a los vientres tersísimos
de las copas y los hace sonar.
Introduce los dedos en el estuche blanco
de una cala y ensimismado hurga
y acaricia los bordes de la alargada flor.
La otra mano, agitada, sobre la servilleta
que su mitra distingue ante el sitial del padre
derrama, incontenible, ardiente esperma
Anna mira un momento y enrojece.
Sube a su cuarto desasosegada.
(1 votes, average: 5.00 out of 5)Versos similares:
- Caricias tan sutiles Caricias tan sutiles Puede darlas La suavidad del viento Cuando mece, Las más frágiles ramas. ¡No le acaricié nunca! Te dirás extrañada, Y es que […]...
- Transmigración A veces, en sueños, mi espíritu finge Escenas de vidas lejanas: Yo fui Un sátrapa egipcio de rostro de esfinge, De mitra dorada, y en […]...
- Hilda A Hilda Gómez. Parece ser de roca por afuera. Por dentro, sin embargo, es todo pan. Para mí es como una primavera Revestida de otoño. […]...
- Entonces, el canto Cruza tu voz los círculos del sueño, Como si un dios antiguo te cerrara la boca, ¿detrás de qué otros cantos Sin estela en qué […]...
- El llanero En su tostada faz algo hay sombrío: tal vez la sensación de lo lejano, ya que ve dilatarse el océano de la verdura al pie […]...
- Objeto de deseo Soy tu objeto de deseo Mesa fiel de cuatro patas Estable y firme Donde das forma a tus palabras Como la cuchara pequeña Y cóncava […]...
- Hurga la noche Hurga la noche urge lo encendido lo que del eclipse nos quedó entre las manos sobre la ciudad el suspiro que grita alba ojo de […]...
- La edad del hielo El poder de la palabra nunca lo aspiro en el olor que sube del arroz que se prepara La zanahoria Amistad A al grano arrojada […]...
- Rambla de los moros a Fernando Montes Bajo el amparo antiguo de una encina, a su sombra que es luz, paz y memoria, miro las mariposas indecisas, el sueño […]...
- El poema de las horas La hora del presentimiento Una fragancia a carne gloriosa se disuelve sobre la luminosa fiebre de mis tejidos, como un embrujamiento celeste que me envuelve […]...
- Nadie ha vertido Nadie ha vertido sobre su alfombra las tinajas ni golpea en su noche los barrotes del sueño -ella intenta alcanzarlos- pero nadie nadie es el […]...
- Confidencia En fragante mudanza el limonero destaca tu rubor. Tú no sabes, amiga, pero hueles a limonero en flor. En un tronco caído una avecilla le […]...
- Iceberg Se iniciaba el ritual. La espada viva abrió aquel vientre flor y comenzó la búsqueda… Fue abriéndose camino hasta llegar al cáliz. Se hizo la […]...
- ContinuaciÓn de la marcha Vamos a continuar por el camino que conduce del signo a la memoria y por ella discurre, se introduce, hurga en sus señas y más […]...
- Canción del precipicio Uno es el hombre bah uno es el hombre el que siempre quiere otra abeja uno es el hombre suda se pone calzoncillos acaricia hijos […]...
- Uno escribe un poema En el agujero del silencio O sobre la algarabía descuidada infantil, Encontré un árbol solo con flor rosada Abriendo su caudal sobre la acera: Tenía […]...
- Frida (Homenaje a Frida Khalo) Frida, esa mujer que mira por los agujeros de su vientre, enroscando sus venas, cicatrices donde aquietar su furia sobre lienzos, […]...
- Amira ¿Conocéis a la rubia y tierna Amira? ¡Qué belleza, qué flor, qué luz, qué fuego! Su andar se ajusta al ritmo de la lira, Hay […]...
- Al otro lado de las montañas “Alguien dijo que había ciudades para soñar al otro lado de las montañas. No dijo si estaban suspendidas en el aire, sumergidas en las lagunas, […]...
- Demolición Al fin se consumó, después de tantas perfecciones tan equívocas, de tanta precaución y cálculo, probando que nada fuera inútil, ni lo nimio, ni los […]...
- Hora de nacer (xv) – Avanza, avanza… – Yo avanzo… Yo estoy. ¡Bajo! En ti me meto, flor, más flor, más flor…¡mi llama! Diminuta flor que fuiste cuando al […]...
- El ángel de las bodegas 1 Fue cuando la flor del vino se moría en penumbra y dijeron que el mar la salvaría del sueño. Aquel día bajé a tientas […]...
- Nublao En la aldea de mi alma a solas con la lluvia Carlos Edmundo de Ory Sobre la sed antigua de esta tierra el cielo va […]...
- A don antonio venegas, obispo de pamplona ¡Oh, de alto valor, de virtud rara Sacro esplendor, en toda edad luciente, Cuya fama los términos de Oriente Ecos los hace de su trompa […]...
- Y nos llegó la hora Y nos llegó la hora de bailar. La música caía como lluvia agitada y un mar en nuestros muslos acentuaba el vértigo. Llegó la savia […]...
- En el salÓn En tu melena, de la noche habita, temblaba una opulenta margarita como un astro fragante entre la sombra; de pronto, con tristeza, doblaste la cabeza […]...
- La copa de mallarmÉ EN lo alto, el cristal, invisible, perfecto Donde hasta el sol se equivoca y tropieza. Y la mano de plinto le sirve. Por la mano […]...
- Amor, ya no te extraÑo Amor, ya no te extraño, porque siempre te encuentro En la nube viajera, en el astro distante, En el rumor del mar, en el viviente […]...
- SÍntesis de dos o mÁs imÁgenes Se hunde la tierra en su suelo Se ensancha el vacioismo Todos los recogidos Están en pleno Derecho Y en los rincones del operacional militar […]...
- A mi amada En el Día de los Enamorados, el domingo, he despedido a mi amada. Subió al ómnibus de la mano de su compañero, Que en la […]...