Amiga, ven despacio y arrúllame esta noche
Y puéblame de besos y acéptame en voz baja
Hasta que el alba venza mis párpados insomnes
Y en mi garganta agosten mis brotes de palabras.
Amiga, con tus dedos despeja de mi frente
La sombra de este antiguo temor que se me arrima:
A veces pierdo el hilo de Dios y, de repente,
Me asusta imaginarme que una súbita muerte
Consiga arrebatarme mi estrella preferida.