Llegó diciembre sobre el cierzo helado
Y de flores el campo vio vestido,
Y la redonda llama del sol vido
Sin luz, y el cielo de otra luz honrado.
Paróse el mes en felpas aforrado,
Por mirar el milagro nunca oído,
Cuando a mi Sol de lumbre vio ceñido,
Que el cielo alumbra, que enriquece el prado.
La admiración de maravillas tantas
Obligó al mes, y el caso, sin segundo,
A contemplar la luz del claro rayo,
Mas huyó luego con veloces plantas,
Porque, mudando el natural del mundo,
Se iba ya convirtiendo en mes de mayo.