Soneto

Mis ojos sin tus ojos no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas, varios
intratables espinos a monojos.

No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llena de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios,
criando cardos y agostando hinojos.

No sé qué es de mi oído sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.

Los olores presagio de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia amor y en ti termina.


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Poema Soneto - Miguel Hernández