SALVADA al fin de las aguas
La montaña atardece o más bien ancla sobre un color
Dogmático para los animales silvestres
La rodean orillas donde el mármol desnuda
Los turistas que piensan ir a Grecia
Reduciéndolos a grandes dunas en el aire sin voluntad
Y que crecen a cada campanada
Todo se desperdicia un poco
Por temor a que rotas las posibilidades nocturnas
Las palabras ulceradas produzcan contagio
En el vado en que las orugas descargan nuestra sangre sobre el verso
Todo pudiera suceder
No habiendo otra conciencia que la sangre de los testigos
Por encima de la montaña
Que hace antiguos y hermosos los héroes,
Pero al héroe le salvan sus alas y no sus cabellos sin estrellas
Y al mármol los relámpagos que encanecen los animales feroces
Sólo de algún hermoso mineral sometido a concordia
Y obtenido en el sueño preciso de las murallas
De esta correlación entre el héroe y la orilla
Se salva la presencia del tiempo
Del tiempo que infla la montaña
Del tiempo que se alimenta de las voces sin eco
Del tiempo en cuya ensenada se acomodan los náufragos
Del tiempo que está llenando de astros nuestra memoria