Del áspero segur la seca rama
Se querella, si al fuego la condena;
La blanca vela, de la parda entena,
Si su tesoro el Aquilón derrama;
Si al coral falta su cerúlea cama,
Se altera endurecido en tierra ajena;
El mal seguro leño en mar serena,
Gimiendo, al monstruo que le rige infama.
Éstos se quejan sin tener sentido,
Sin tener vida: pues que vivo, y siento
Fuego en mi pecho, mares en mis ojos,
La boca en aire y a la tierra asido,
Portentoso de amor soy vencimiento.
Deja, Fénix, que sienta mis enojos.