“Ruégovos, don Rodrigo, que vos pese de mi male
Pésevos de mi dolor, de vuestra deshonra grande
Que vuestros sobrinos nos han fecho tan male”…
“Non curedes, doña Lambra, non tomedes más pesare
Que si yo vivo e non muero, yo vos entiendo vengare
E darvos he tal derecho de que todo el mundo fable.”