EN LA ERMITA DEL CRISTO DE GRACIA
Busco tu compañía en esta ermita
Donde he entrado a rezar por ti, tocado
De soledad, herido y asombrado
Por todo lo que un golpe precipita.
Y tú no estás. ¿O no era aquí la cita?
Estoy solo. Pasaba. Me han llamado.
Y era tu voz; la voz del desterrado
Que en el desierto del poema grita.
Torre de hombría, paz andante, lumbre
Cautiva, acostumbrada pesadumbre:
¡cuánto valor sin sitio y tan aparte!
Rezo sin entender…¿Cómo podía
Haber sido…? En la Cruz, Él me decía
Que lo mejor estaba de su parte.