Estoy hecho de barro a tu medida,
Mujer llena de olor a paraíso.
Soy el eterno Adán que un día quiso
Que fueras la razón su caída.
Me me brindas juntamente vida y muerte
Y como que te siento mitad mía,
Tus ojos de serpiente – llama fría –
Me obligan a seguirte. Eres más fuerte.
Si me percibes hoy callado y triste,
Es porque intuyo el fin de la vasija
Donde se quebrará mi yo maldito.
Persiste en mí el pecado, Eva y persiste
El quererte en la madre y en la hija,
Bendita esclavitud por lo finito.