La casa ya no está.
La ciudad fue masticándola
con todos nuestros recuerdos dentro.
La derribaron
y no lo supe sino mucho tiempo después.
El precio que aún debo pagar
es demasiado alto:
no tengo a dónde volver
para reunir los pedazos perdidos,
las piezas más queridas del engranaje
y el eco del corazón cuando late.
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