Ingrato dueño mío

Ingrato dueño mío
en cuyo pecho esconden
el océano, sus iras;
su dureza, los montes;
oye mis quejas, oye mis voces.

Quieres más bien, tirana,
que un extraño te goce
y no aquél que idolatra
tus peregrinas dotes,
gracia, donaire y aun disfavores.

¿Olvidas tantos años
de firmeza y de amores;
y de las prendas mías
permites que se adorne
quien ni te estima, ni te conoce?

¿Porque cruel la fortuna
me deniega sus dones,
me dejas, inhumana,
y otro amador escoges,
rico en dineros, en virtud pobre?

Permita el justo cielo
que no te ame, y le adores;
que por su mal suspires,
y por su ausencia llores
días y noches sin que reposes.

Que jamás le contentes,
y que siempre le enojes;
y si has de aborrecerlo,
que harto tiempo le goces;
y que te lleguen mis maldiciones.


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Poema Ingrato dueño mío - Miguel W. Garaycochea