Dónde estás, dueño querido

¿Dónde estás, dueño querido,
que mi amor no puede hallarte?
¿Dónde estás que no respondes
al que se afana en buscarte?…
Presente en mi pensamiento,
mas de mis ojos distante,
parece que estás conmigo,
pero no puedo encontrarte.
Fugitiva, en sombras leves
te conviertes y deshaces,
cuando intento contra el pecho
que te idolatra, estrecharte.
No así, pues, huyas, tirana;
ven, mi bien, y en un instante
fenecerán mis tormentos,
mis suspiros y mis ayes.
¡Ven, mi bien!, pero ¿qué digo?…
Huye de mí, pues pesares
circundan siempre mi pecho
desde que supe adorarte.


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Poema Dónde estás, dueño querido - Miguel W. Garaycochea