Tránsito

Pobre hermana mía.
¡Cómo fue de lenta tu lenta agonía!
Siempre la palabra de amor. Nunca el grito.
Y siempre la luz en tu rostro marchito.
Pero vino el mal,
Cuando en tu corriente penetró la sal.
A medio camino, como un vaso mediado de vino,
Rodó hacia la nada la última gota de tu cruel destino.
Yo seguí tus huellas
A este pueblo antorcha de sol y de estrellas.
A este pueblo de nieve
Donde el agua es más limpia cuando llueve.
Ahora vas más alto, más hondo, más lejos,
Al bruñido país de los espejos.
Pobre hermana mía.
¡Cómo fue de triste tu triste agonía!
Andarás ahora recorriendo celestes veredas
-sin tu silla de ruedas…


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Poema Tránsito - Luis Mario