Huecos

Cuando estoy en su casa duermo solo.

No me he atrevido nunca a afrontar el pasillo

Que velan los ronquidos frágiles de sus padres.

A veces, en la noche,

Noto el hueco invisible que no ocupamos juntos.

Y entonces pienso siempre en el amor

Que no hicimos en días

De intimidad pospuesta y acaso sin saberlo.

No en las húmedas noches ni en los prados borrosos

De calor ni en las playas soleadas:

En el vagón sin ella y en las tardes de clases

Y en los libros leídos y olvidados

Y en las peleas tontas y en esas dos semanas

De necia calentura hasta que dijo sí.

Ah, las aguas paradas, el corazón inquieto.

Perder placer es triste y el deseo

Irremplazable muere a cada instante

En un mundo de amantes silenciosos.

Pero por la mañana,

Cuando se van sus padres – vermú dominical-,

Ella viene a mi cama, soñolienta y desnuda.

Su ternura que es próspera llena un hueco en el mundo

Y deja al corazón sin argumentos.


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Poema Huecos - José Luis Piquero