Hotel oscuridad

Rayando la placa de hierro,

grabando, no importaba – o casi –

lo que había frente a mí…

Emil Nolde

Por la ventana penetra

El olor pesado del puerto:

Pescado rancio y gasolina…

Nubes sucias en el reverso de un espejo,

Chimeneas donde el carbón asciende

Transfigurado en oscuros pensamientos.

La misma pregunta de siempre

Golpeando insistente en mis sienes:

¿Habré de quedarme en este lugar?

*

Me duermo vestido, exhausto…

Y luego despierto dentro del sueño

Con un portafolio negro bajo el brazo.

Bosquejos de anónimas barcazas:

En las borrosas letras de su nombre

Quiero descifrar la eternidad…

Es fácil ser feliz cuando uno duerme.

¡Pero allí está ese maldito puerto

Esperando con su estrépito y sus vicios!

*

El ácido de la vigilia comienza a morder

Los esgrafiados que el punzante sueño

Hiciera en mi mente la noche anterior:

Los botes herrumbrosos que la marea

Hace sonar in-ter-mi-ten-te-men-te

Contra las orillas fatigadas del muelle…

Los estibadores que con desaliento

Llevan a cuestas sus cruces

Tatuadas con las dudas del siglo.

*

Mi vista sigue

El movimiento nervioso

De una mosca en el cristal.

Por la ventana se escapa

El sordo gotear de un grifo

Al final de la escalera.

Intoxicaciones,

Humo trágico y vida.

Allá, lejos, un pequeño sol.


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Poema Hotel oscuridad - Alberto Blanco