Pastor mal afortunado,
diligente pero necio,
si en mieses de desengaños
no has cogido un escarmiento
¿hasta cuándo solicitas
malagradecido suelo?
Coge (una vez advertido)
por lo medrado lo cuerdo.
El peinado afán del surco
cese ya, que tantos riesgos
ya no serán sacrificios,
sino cóleras al tiempo.
Con máscara de favores
te han salido los desprecios,
si sabes tomar el vaso
a dar vida en el veneno.
¡Ay de mí!, tan anegado
que me ha de sobrar el puerto,
pues ya el bajel en que bogo
es una tumba con remos.
Es un águila de lino,
crespa lisonja del viento,
desde donde, a luz de rayos,
lo hermoso de un sol contemplo.
De cuya insanable herida
no he de curarme; que temo,
después de intentarlo en vano,
hacer malquisto al remedio.