En el fondo del patio hay un árbol
que rompe sus brazos contra la barda.
Quién lo ve luchar, perder sus nidos…
Cuando mucho se aproxima un gato
o algún borracho buscando su apoyo
para orinar en sus raíces.
Se dice que este tronco
ha sido una vez feliz
y tuvo un fruto que le creció
hasta caer de sus ramas.
Aquel consuelo fue entonces la labor
de tenaces hormigas.