Todos los rostros se desprenden
De nuestros ojos caen como cáscaras los años
Sin embargo debemos sonreír como ese espejo
Donde un soplo borró la imagen más amada
Y desteñidos paisajes se aniegan en lo oscuro
Hasta que sentimos sobre nuestros ojos
Las primeras paladas de tierra
La última caricia inacabable
Y nos reconciliamos con nuestra procedencia
Así ha ocurrido siempre y así tendrá que ser
Y luego de la helada corriente y luego
De enterrada la luna entre sus aguas
En el siguiente día
El mismo solo muere por una sola vez
Caerá como un río sobre campos sin memoria