Me iré muy lejos. Alto. Allá donde las rocas
Yerguen su helada mole frente al puñal del viento,
En donde las raíces se dispersan sedientas
Y se retuerce el nudo del árbol corpulento.
Me buscaré en las noches de estrellas infinitas
Como hicieron los ojos de los que ya se fueron
Hace tantos milenios. Descargaré mis golpes
Y esculpiré mi historia con similares gestos.
Algún dios solitario bajará a apadrinarme
Con sus ojos pesados de velar tanto cielo;
Descansaré mi cuerpo sobre la tierra virgen
Y mediré en eclipses la historia de mi pueblo.
Me encontraré en los pastos que ignoran la pisada,
En la melena blanca de las cumbres sin tiempo,
En la palabra libre de paredes y sendas
Que del viento se prende, que se trenza en el eco.
No quiero que me entierren con ojos de nostalgia.
Salgo a buscar un valle donde plantar mis sueños
Antes de que se acaben las últimas montañas,
Antes de que se quiebren los últimos silencios.