De la mano de un dios

El fin es el lugar del que partimos
T. S. Eliot

De la mano de un dios
asistimos a nuestro propio parto
en la cuna luminosa del sepulcro
Por el azul las aves
ofrendarán los cirios
en permuta de carroña
y desde el coro de plañideras
el bautismo del sobreviviente
Tan pocas sombras para maldecirnos
tan frágil nuestro asombro


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Poema De la mano de un dios - Lucero Alanís de Gurrola