Ebriedad de dios (3)

Jamás voy sola a misa;
me llevo los pecados de mi esposo
y su esposa, uno o dos
de mis hijas, alguno de mi hermano
todos los de mi madre…
hasta llenar el bolso que hace juego conmigo.

Y Dios, distante y sin moverse
parece consternado ante mis confesiones.

Rezo en latín – como hacen las mujeres pecadoras-
y en español castizo, un sacerdote (sin mirarme a los ojos)
me da por penitencia un par de aves marías
que lanzo, pronta, al vuelo.

En casa
sin bolso ni tacones
me sirvo alguna copa de aguardiente
y observo largo rato un crucifijo.

Y sé que a Dios tampoco le hace gracia
el que vivamos juntos.

(Este poema obtuvo el primer lugar de los Juegos Florales Nacionales de Santiago Ixcuintla, Nayarit, en 1997).


1 Star2 Stars3 Stars4 Stars5 Stars (1 votes, average: 5.00 out of 5)

Poema Ebriedad de dios (3) - Luis Armenta Malpica