Otoño. Soledad. Siempre lo mismo.
Nada nuevo sucede en esta casa.
Un hombre vive en ella. (Eso parece
Si llamamos vivir a ver el alba
Cada día). Es un hombre como muchos:
Ya sabe que la noche siempre es larga
Y le abate los hombros. Ríe poco
Y odia la soledad porque le mancha.
Las manos se le enfrían muchas veces
Y, a menudo, su frente derrotada
Se le inclina hacia el barro. Nadie sabe
Que sólo algún milagro le rescata.
Otoño. Soledad. Un hombre vive
A golpes de milagro. La palabra
Se le ahoga en los labios cuando quiere
Gritar para poblar de voz su casa.
Rompe su verso claro en la ceniza
De un ayer que aún le nubla la mirada,
Y en su voz se averigua un libro abierto
Siempre en la misma y desolada página.
Un hombre. Soledad. Punto y aparte.
Nada nuevo sucede en esta casa
Donde la puerta queda siempre abierta,
Donde sólo la vida está cerrada,
Donde el silencio escribe en las paredes:
Otoño
Soledad.
¡Esto no es nada…!