Canción del empleado (ii)

Voy a hablar para las niñas que aún se huelen las manos y me recuerdan

para los muchachos pescadores que me enseñaron a seducir a los vientos y a sumar su furia a mi ruta

mientras creían que hablaba su idioma

mientras creían a dios y a dios de su parte

voy a hablar para los del encuentro irreparable

y voy a hablar para la dama con ojos de campiña y ubres de leches eternas. Ésa es mi madre.

Ellos se merecen que pronuncie mi nombre antes de la extinción.

Mi recuerdo será la enredadera donde caiga la ciega que viene a usurparme
A imagen y semejanza.

Niñas, madre, Muchachos ¿Cómo advertiros?

tiene un brillo que se hace imprescindible en el tiempo en que se fabrica una montaña

tiene un libro donde encuentran nombre y sepultura todos los sabores y un pájaro al hombro que se traga un quejido y escupe un mapa.

En el arco que yo describa para habitarla, en esa lenta pirueta sobre aguas hediondas consiste mi muerte


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Poema Canción del empleado (ii) - Julieta Valero