Gentil dama, cuyo nombre
Vos es assí conviniente
Como a Jhesu Dios y honbre
E al sol claro e luziente,
Mi desseo non consiente
Que ya no sepa de vos;
Pues consoladme, por Dios,
Con letra vuestra plaziente.
Plaziente digo, señora,
Do vuestro mote no sea,
El qual, si non se mejora,
¡guay de quien ál non desea!
Proveed que Dios provea
De lo que más desseades
A quien tanto fatigades,
E vuestro aspecto guerrea.
Guerrea con mano armada
E béllico poderío
La mi vida atormentada,
E triste coraçón mío.
Qual sin patrón el navío,
Soy, después que no vos veo,
Vida mía y mi deseo,
Cuyo só más que no mío.
Mío no, mas todo vuestro
Soy después que me prendistes,
E si tanto non lo muestro,
Es porque lo deffendistes.
Mis días sean más tristes
Que de otro enamorado,
Si no vivo más penado
Que todos quantos o[i]stes.
¿Oisteis jamás, o vistes
Onbre d’amor tan ligado,
Que no soi escarmentado
De quanto mal me fezistes?