A la orilla de un pozo (viii)

A Pablo Neruda

Yo veo a tu dragón, llorando ciego,
con el hambre clavada entre las cejas,
lamer la sombra, cuando tú te alejas
y queda yerto el polvo de tu fuego.

Zozobrar en el rojo, ingente riego
de fluviales hespérides complejas,
limpiar su pelo de memorias viejas
y sonreir, agonizando luego.

Si la piedad su tierna flor incuba
para ti, entre blasfemias y escorpiones,
el placer del martirio es tu camino.

Cuando a tu frente el sacro aliento suba,
cautiva el canon, luz de sus lecciones,
y plántalo en el centro de tu sino.


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Poema A la orilla de un pozo (viii) - Rosa Chacel