Te quiero porque escribes Poemas cada tarde
Y yo los leo en silencio
Y luego te persigo para que no decaigas
Y no te alcance el ruido ni la lluvia.
Para que no te pierdas en ese laberinto
Que inventaron los tristes, los opacos,
Los necios de la tierra.
Y tú entiendes mi voz y su silencio.
Y me miras de lejos.
Y me regalas siempre la sonrisa más clara
Que inventaron los dioses para amarme.