A manuel

Manuel, nunca turbados
Son del sabio los días
Por vanas alegrías
Ni enfadosos cuidados.
La envidia no envenena
Ni turba su reposo,
Ni el poder lo encadena
Con yugo vergonzoso.
La suerte no lo engríe,
Si blanda te sonríe,
Ni su cerviz abate,
Si dura lo combate.
El principal asiento
De su rural abrigo,
Lo ocupa un buen amigo.
Sin envanecimiento
Recibe la alabanza,
Sin cólera la injuria,
Sin error la esperanza.
Cuando rompe con furia
El popular estruendo,
Él huye sonriendo.
Nunca a su puerta en vano
Llamó el mísero humano.
Jamás negó inclemente
Consuelo al desvalido,
Ni indulgencia al rendido,
Ni aviso al imprudente.
El orden de las cosas,
Mudables y dudosas,
Mira con faz serena,
Sabiendo que a la pena
Sucede la alegría,
Como al euro, la calma;
Como a la noche, el día.
Amor es de su alma
Ley augusta y primera:
A él cede, por él vive,
De él su fuerza recibe,
Por él goza y espera.


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Poema A manuel - José Joaquín de Mora