San juan bautista

Ser que el desierto recrea,
Elías resucitado,
Cedro de amor enraizado
En la tierra de Judea.
El rostro de Galilea
Se volvió para escucharte,
Y tu palabra se parte
Como cántaro de luz.
Llevan tus brazos en cruz
De Cristo el mismo estandarte.
La voz del anacoreta
Anuncia tu advenimiento,
Se va incubando tu aliento
En la imagen del profeta.
En la célica trompeta
Suena un nuevo amanecer,
Las ondas del rosicler
Matizan halo amatista,
“Hombre mayor que el Bautista
No ha nacido de mujer”.
Espíritu levantado
De la carne y de la roca,
El pueblo de Dios invoca
Tu fuerza contra el pecado.
Del Tetrarca esclavizado
Clamas la gracia del pan,
Palomas al vuelo van
Anunciando el albo día,
Y tu mano a Cristo ungía
Con las aguas del Jordán.
“Con agua bautizo, luego
A vuestros predios, aquí,
Vendrá quien después de mí
Os bautizará con fuego.
Tu voz desatando riego
Corrió de justicia en pos:
“Buscad en medio de vos
Del Padre al Hijo encarnado,
Ese que quita el pecado
Es el Cordero de Dios”.
Amador de la heredad
Absoluta del desierto,
Te enfrentan a un mundo muerto
Sin sol y sin libertad.
Espectro de soledad
En tu pecho se abandona,
El hombre sentencia entona
Condenando al inocente,
Y tú ciñes en la frente
Del suplicio la corona.
Quiebra el hacha la cabeza,
Queda fija la mirada
Y la Palabra inmolada
Desde el yunque se endereza.
Del espacio la grandeza
Te envuelve en su mansedumbre,
Raudo vuelas a la cumbre
Desde el lugar del martirio,
Quemándote como el cirio
Que ardió para darnos lumbre.


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Poema San juan bautista - Herminia D. Ibaceta