Yo me doy el lujo de volar en una alfombra
De palabras
Yo me quedo los domingos horas enteras
Frente a la Venus de Milo
Imaginándola descender contenta para abrazarme
O me enojo con la Victoria de Samotracia
Por los domingos sin fin
Que he pasado los ojos de tierra
Frente a los ojos inmortales
Estas cosas ni la mujer de uno comprende
De todas maneras yo desconfío del Decamerón
Desconfío de ese libro de teología
Del teólogo de Cervantes
Hablo del sabio
Cardenal romano que escribió ese libro matemático
En sus palacios y jardines
Oyendo violines y clarinetes.
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